Comenzamos sentándonos en el suelo o en una silla cómodamente, con la espalda bien recta. Adoptamos una postura en la que no nos produzca ningún tipo de dolor, que estemos a gusto. Cierra los ojos o entórnalos, como tu prefieras. Y ahora que estás sentado, date cuenta de que estás respirando y de que tu respiración es algo muy especial. Inhala y exhala lentamente, pero siendo consciente de tu respiración. Te lleva al aquí y al ahora. Aquí, donde ahora estás sentado. En este lugar.
Permanece un momento con tu atención en la respiración. Inhala y exhala varias veces lentamente. Tómate el tiempo necesario para sentir el movimiento de tu respiración. La respiración entra y sale… una y otra vez. Inspiramos…expiramos…
Vamos a hacer una visualización y para ello dirígete ahora a un hermoso lugar donde haya agua; el mar, un río, una charca, un pantano… Puede ser un lugar en el que has estado alguna vez o de un lugar de fantasía. Tómate un momento para ver dónde estás ahora. En este lugar te encuentras muy a gusto, tranquilo y seren@. Estás de pie en ese lugar, en contacto con el agua, en la orilla de ese lugar. Tienes una vista magnífica, puedes ver hasta la lejanía sin ningún esfuerzo. ¿Qué es lo que ves? Si miras bien, verás que a lo lejos hay un pequeño barquito blanco, rodeado de bonitos delfines. Ve hacia él. Es un barco precioso. Es un barco muy especial.
Se trata del barco de la gratitud y es muy antiguo. Es un barco blanco, muy grande y con unas velas enormes. El timón es de madera, y los mástiles están hechos con el tronco de un árbol muy grueso. Son mástiles muy fuertes. Ahora mira como las velas se mueven de un lado para otro al contacto de la brisa del viento. Siente esa brisa fresca en tus mejillas, en tus manos, en todo tu cuerpo. Si miras al cielo verás unas nubes como algodones con unos tonos entre azules, amarillos, naranjas y unos pequeños rayos de sol tocando tu piel. Siente esta frescura de vivir en el momento presente en perfecta conexión con el mar y el atardecer. Si te fijas bien, el barco está completamente rodeado de delfines. Observa cómo se zambullen a su alrededor una y otra vez haciendo grandes círculos. Hay 10, 15, o quizá 20 delfines. ¿Cuántos ves? Unos están muy cercanos al barquito y otros más lejanos. Hay muchos. Cada uno está agradecido por algo y por eso te dejan estar contigo. Te acompañan en tu viaje. No te dejan sol@. Saben que tú también quieres estar cerca del barquito de la gratitud. Tú también tienes muchas cosas que agradecer y estar agradecid@. Pero, no ahora mismo, sino cuando llegue el momento oportuno.
Hay muchas cosas que te pasan en tu día a día por lo que estar agradecid@s y no eres consciente de ello. Puedes estar agradecid@ por tus padres que te dieron la vida, por tus amig@s, por tu trabajo, por tu coraje, por tus emociones, por tus errores, por tus éxitos, por tu felicidad, por tu cuerpo, por tus decisiones, etc. En definitiva, puedes ser agradecid@ por tu vida.
Tómate ahora todo el tiempo que necesites para que desde tu corazón aflore un deseo de agradecimiento por algo. No necesitas pensar en él, limítate a esperar tranquilamente a que este se manifieste por sí mismo. Cuando lo sientas, sé consciente de él, obsérvalo con atención. Si algo te distrae, simplemente sonríe y vuelve a él con toda naturalidad, sin forzar.
¿Qué es lo que se te viene a la cabeza? Si ya lo sabes, puedes acercarte a uno de los delfines y contárselo, sin que nadie más te oiga. Deja que te mire con dulzura y acerca tu mano a tu corazón para que sepa cuál es.
Cuando lo hayas hecho, abre la mano y déjale ir. Observa cómo se va acercando al barquito blanco. Va de camino a alimentar de gratitud y amor a todo lo que le rodea. Si te fijas ahora, verás cómo los delfines te sonríen y ellos te dan las gracias a ti por haber sido honest@ y fiel a ti mism@. Por haber sido consciente de tu agradecimiento y haberlo compartido.
Poco a poco, abre nuevamente los ojos y quédate sentado unos instantes.
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Esta meditación con visualización te ayudará a conectarte con el momento presente, cultivar la gratitud, encontrar la serenidad, y a enfocarte en lo positivo de la vida.
La gratitud es una emoción poderosa que puede tener efectos positivos en nuestro bienestar mental y emocional. Tomarse el tiempo para reflexionar sobre las cosas por las que estamos agradecidos puede cambiar nuestra perspectiva y ayudarnos a encontrar alegría en las pequeñas cosas de la vida.
La meditación y la práctica de la gratitud son herramientas valiosas para cuidar de nuestra salud mental y emocional.
«La gratitud te cambiará a una frecuencia más alta, y atraerás cosas mucho mejores».
Rhonda Byrne