El amor de una madre y un padre hacia su peque es uno de los sentimientos más profundos y poderosos que existen. El amor de una madre y un padre por su peque es algo que no se puede medir. Es un amor que no tiene límites, un amor que no conoce fronteras. Es un amor que está presente en cada momento de la vida del niño\a, desde el momento en que nace hasta el final de sus días.
Además, cuando ese peque tiene una discapacidad, ese amor se convierte en un faro de esperanza, fortaleza y emoción. Ese amor es un vínculo que trasciende las palabras y se sumerge en el océano de las emociones más intensas. A través de su valentía y dedicación, nos muestran la verdadera esencia del amor incondicional.
Ese amor es una montaña rusa emocional que abarca todo el espectro de sentimientos. Estas madres y padres son un testimonio auténtico y genuino de resiliencia y fuerza humanas, dignas de admirar.
Desde el momento en que ambos sostienen a su bebé por primera vez, nace un vínculo inquebrantable, especialmente sobre la madre por cuestiones naturales. Este vínculo es aún más intenso cuando el peque tiene una discapacidad. Estas madres y padres no solo experimentan el amor convencional que todas las madres y padres sienten hacia sus bebés, sino que también desarrollan una profunda conexión emocional basada en la comprensión, la paciencia y el compromiso.
Experimentan alegría al ver los logros de sus peques, por pequeños que sean. Encuentran una felicidad en las pequeñas victorias diarias, como una sonrisa o un gesto de afecto. Sienten tristeza al enfrentarse a los desafíos y obstáculos que sus peques deben superar. La preocupación constante es una compañera fiel, y el amor se manifiesta en la forma de valentía inquebrantable.
Estas madres y padres nos enseñan lecciones valiosas sobre el amor y la empatía. Aprenden a aceptar a sus peques tal como son, sin importar las dificultades a las que tengan que enfrentarse. Cultivan una paciencia infinita y una comprensión profunda.
La esperanza es una emoción que desempeña un papel central en sus vidas. A menudo, encuentran fuerza y valor en la esperanza de que puedan superar obstáculos y vivir vidas plenas. Este sentimiento de esperanza es una expresión vívida de su amor y dedicación.
¡¡¡Pero sabed que NO ESTÁIS SOLOS!!!
Tenéis algo que os da fuerza y energía para seguir adelante. Y es el amor único y especial de vuestros peques queridos, almas limpias y brillantes, agradecidos de todo el apoyo que les brindáis tanto a nivel físico, mental y emocional y sin condiciones. Porque vosotros sois sus motores, sus guías, sus protectores, sus PADRES. Sabed que vuestros peques también experimentan un amor especial por vosotros. Les habéis permitido existir, ser y estar en este mundo. Les habéis dado la oportunidad de sentir y experimentar amor. Sois sus verdaderos héroes, y vuestros chavales os aman incondicionalmente.
Personalmente, me quito el sombrero ante vosotros y vosotras.
Sois PLENOS y MÁGICOS.
Sois SERES DE LUZ y ENERGÍA.
Y ahora permitidme hacer una crítica al Universo.
Vivimos en una sociedad bastante INSENSIBLE ante estas situaciones. Es verdad que se va avanzando algo, pero no lo suficiente. Nos dan migajas y no soluciones efectivas. Nos dicen bonitas palabras y no ayudas suficientes para entender y encajar estas situaciones (no me refiero solamente a las económicas, que también son importantes, sino a las psicológicas, a las educativas, a las de apoyo ante la adversidad, a la salud mental…)
Se les da más prioridad a otras memeces que a lo que realmente importa: la vida. Hablamos de personas y no de cosas materiales. ¿Qué es más importante, una vida que tiene pensamientos, sentimientos y emociones o un objeto inerte que ni siente ni padece?
El RESPETO y el AMOR han pasado a un segundo plano, los valores como seres humanos cada vez tienen menos cabida entre nosotros, los seres humanos.
«En un mundo donde las luces brillantes y las pantallas dominan nuestras vidas, donde el ruido ensordece y el apuro es constante, a veces perdemos de vista lo que realmente importa: los valores que nos hacen seres humanos.
Os dejo una pequeña historia de un pequeño pueblo donde el respeto y el amor habían quedado en un segundo plano, y cómo, a través de la comprensión y la empatía, los valores humanos florecieron nuevamente.
Había un pueblo llamado Armonía, que en un tiempo lejano vivía de acuerdo con los valores humanos: el respeto, la amabilidad y el amor eran el tejido que unía a la comunidad. Sin embargo, con el tiempo, la modernidad trajo consigo prisas y distracciones que alejaron a la gente de esos valores esenciales.
Los vecinos comenzaron a pasar más tiempo frente a sus pantallas y menos tiempo comunicándose cara a cara. Se olvidaron de saludarse en la calle y, en lugar de mirarse a los ojos, miraban sus dispositivos electrónicos. El respeto y la amabilidad se desvanecieron gradualmente, dejando espacio para el egoísmo y la indiferencia.
Un día, llegó a Armonía una mujer llamada Bondad. Bondad tenía una sonrisa cálida y un corazón lleno de comprensión. Al ver la situación en el pueblo, decidió tomar medidas. Comenzó a hablar con los vecinos, a escuchar sus historias, a preocuparse por sus problemas, a enseñarles a tomar las riendas de su vida, a resolver sus conflictos,… En definitiva, a ver la vida desde otro prisma más humano. Convivían todos juntos, y era necesario actuar.
Bondad inspiró a los habitantes de Armonía a crear un proyecto comunitario. Organizaron eventos en los que las familias se reunían para compartir comidas, canciones y risas. Pintaron murales, hicieron actividades conjuntas, engalanaron las calles… Se respiraba felicidad y paz.
Poco a poco, los valores humanos volvieron a ocupar un lugar central en las vidas de las personas. El respeto por los demás y por la naturaleza regresó con fuerza. El amor se convirtió en el motor que impulsaba a la comunidad a cuidarse mutuamente».
A pesar de las distracciones y la modernidad, los valores humanos son esenciales para una sociedad armoniosa y significativa. El respeto y el amor no deben quedar en un segundo plano, sino que deben ocupar el centro de nuestras vidas. A través de la comprensión y la empatía, podemos renovar nuestra conexión con estos valores y recuperar el brillo que nos hace seres humanos.
Los seres humanos tenemos dos cerebros: el pensante y el sintiente. Guíate por lo que te dice tu corazón, sin quitarle razón a tu mente, y siente que has triunfado cuando al menos lo has intentado con todas tus fuerzas.
Y no olvides que el Mindfulness puede ofrecerte grandes beneficios viviendo el presente con consciencia plena, dejando a un lado el pasado (recuerdos) y no pensando en el futuro (estrés).
Te enseñará a AMAR SIN LIMITES y a gestionar tu vida desde el AMOR y la GRATITUD pasando por la bondad, el respeto…
Namasté
Mab