“Si puede comenzar su día sin cafeína, si puedes estar siempre alegre e ignorar los dolores y molestias, si puedes dejar de quejarte y no aburrir a las personas con tus problemas.
Si puedes comer la misma comida todos los días y estar agradecido por ello. Si puedes entender a un ser querido cuando no tiene suficiente tiempo para ti, si puedes ignorar las acusaciones de un ser querido cuando todo sale mal por causas ajenas a ti.
Si puedes aceptar las críticas con calma, si puedes tratar a tus amigos sin dinero como lo harías con uno rico, si puedes prescindir de mentir y engañar.
Si puedes lidiar con el estrés sin drogas, si puedes relajarte sin beber, si puedes dormir sin pastillas, si puedes decir sinceramente que no tienes prejuicios contra el color de la piel, creencias religiosas, orientación sexual o política, entonces has llegado al nivel de desarrollo de tu perro…»
Winston Churchill
Los seres humanos nos estresamos. Nos estresamos porque en nuestra vida nos encontramos con situaciones que nos estresan y, es inevitable. Ya seas el Dalai Lama o Mick Jagger, no podemos controlarlo porque no tenemos poder sobre los acontecimientos que ocurren y si no cerramos el circuito del estrés, este se termina acumulando hasta que explotamos y de esto vamos a hablar en este artículo, ¿Qué es y cómo cerrar el circuito del estrés?
Biológicamente el estrés es necesario. Nosotros, al igual que todos los animales, vivimos en un entorno que cambia y, para sobrevivir, hay que adaptarse. El estrés es una sensación incómoda que nos impulsa a tomar acción. Cuando percibimos una amenaza, por ejemplo; el ataque de una serpiente, reaccionamos. Por un lado, se dispara la adrenalina que hace que aumente el ritmo cardíaco para que lleve más sangre a los músculos que se tensan y, a los sentidos que se agudizan y nos da un chute de energía. Esto nos prepara para salir corriendo o pelear. Esto es lo que sucedería en un entorno natural.
Seguidamente, esta subida de adrenalina da la señal al cuerpo para que produzca más cortisol. El cortisol hace que aumente la glucosa en la sangre. También altera el sistema inmunológico y detiene los procesos metabólicos que regulan la digestión, el crecimiento, la reproducción… y hace que se activen las regiones del cerebro que controlan el miedo, la motivación y el estado de ánimo. Es decir, ante un peligro inminente, nuestro cuerpo paraliza todas esas funciones que no son necesarias de forma inmediata para estar vivo y centra toda la energía y los recursos en defendernos o en salir corriendo.
O sea, en sobrevivir!!!.
Esto, en un entorno natural donde la amenaza viene y se va como una serpiente o un león, no es un problema, porque los niveles de adrenalina y cortisol suben y, una vez la amenaza ha pasado, bajan a sus niveles normales relativamente rápido y, continuamos con nuestra vida tan normal.
Nuestro sistema de acción, alerta y defensa, ha hecho su función y se acabó. ¡¡¡Estupendo!!!
El tema es que los seres humanos, debido a que tenemos muy desarrollada nuestra capacidad cognitiva y a que no vivimos en ese entorno natural debido a nuestros quehaceres diarios, nos estresamos por amenazas que no están ocurriendo en el momento. Es decir, por cosas que ya han pasado o que pueden pasar.
El problema es que nuestro sistema nervioso reacciona exactamente igual que si estuviéramos siendo atacados por una serpiente o un león, de forma que producimos adrenalina y cortisol que paraliza numerosos procesos metabólicos. Nuestro cuerpo deja de funcionar adecuadamente. Por eso, muchas personas que sufren altos niveles de estrés de forma continuada y durante largos períodos de tiempo, tienen tantos problemas de salud; problemas cardiovasculares, digestivos, inmunológicos, de la piel y el pelo, colesterol…
Por eso es tan importante disponer de herramientas y prácticas que nos van a permitir cerrar el circuito del estrés, gestionar mejor el estrés para no quedarnos enganchados y, poder reducirlo a lo largo del día para que no se vaya acumulando, para que nuestro cuerpo tenga tiempo de recuperarse y que los niveles de cortisol puedan bajar.
Por lo tanto, de alguna manera, es necesario cerrar el circuito del estrés, para que no se acumule y lo podamos gestionar. El estrés al igual que todas las emociones, tienen un circuito que tenemos que transitar. Es como entrar en un túnel que hay que cruzar para poder salir al otro lado. El problema viene cuando nos quedamos atrapados dentro del túnel.
Una de las claves para cerrar el circuito del estrés es darle una señal al cuerpo para que entienda que está a salvo. Si no lo hacemos, no cerramos el circuito y nuestro cuerpo va a volver a reaccionar repitiendo el proceso porque nuestro cuerpo siente que sigue en peligro, así que el cortisol se queda en nuestro sistema.
¿Cómo cerramos el circuito del estrés y cuál es la mejor forma de gestionarlo en nuestro día a día?
Lo primero es moverse. Al igual que cuando nos encontramos con un león salimos corriendo, es necesario aportar movimiento al cuerpo para que entienda que está atravesando y cerrando el circuito del estrés. Así que correr, bailar, nadar… lo que sea… va a ayudar a nuestro cuerpo a entender que estamos lidiando con el estrés. Movernos al menos 20 minutos al día es clave.
La segunda recomendación es respirar. Las respiraciones profundas y lentas regulan a la baja la respuesta al estrés especialmente cuando la exhalación es larga y lenta. La respiración es una forma natural del cuerpo de regular el sistema nervioso
Otra estrategia que nos va a ayudar es a hablar con gente. La interacción social, informal pero amistosa, es la primera señal externa de que El Mundo es un Lugar Seguro. Podemos hacerlo interaccionando con desconocidos como; la persona que te pone el café en el bar o alguien que esté en una recepción, alguien que espera contigo el autobús. Esto hace que nuestro cerebro entienda que El Mundo es un Lugar Seguro y, el resto de personas no son una amenaza.
Por otro lado, es muy recomendable reírnos. Reír juntos e incluso recordar las veces que nos reímos juntos, aumenta la satisfacción de las relaciones y no me refiero a esas risas sociales en plan educado. Me refiero a carcajadas, una risa profunda con volumen y descontrolada. Así que es fundamental reírse!!!
Siguiendo con las relaciones sociales también es muy recomendable hablar con tus seres queridos. Cuando la charla amistosa con los desconocidos no es suficiente, cuando tenemos demasiado estrés para reír, es necesaria una conexión más profunda. La mayoría de las veces esto proviene de alguna persona cariñosa a la que queremos y con quien nos entendemos. Que nos respeta y respetamos y en quien confiamos. El contacto físico es esencial para los seres humanos. Un abrazo cálido, verdadero y largo en un contexto seguro y de confianza, puede ayudar a tu cuerpo a sentir que ha escapado de una amenaza.
Otra cosa que nos ayuda a cerrar el circuito del estrés es llorar. Cualquiera que diga llorar no resuelve nada, no sabe la diferencia entre lidiar con el estrés y lidiar con la situación que lo causa. Después de una buena llorera, sentimos una sensación de alivio, de haber soltado. Evidentemente la situación no se ha solucionado con tus lágrimas mágicas, pero si has cerrado el circuito del estrés.
Hacer algo creativo. Participar en actividades creativas nos lleva a tener más energía y entusiasmo pero, ¿por qué? Al igual que los deportes, cualquier actividad creativa, crea un contexto que tolera y fomenta las grandes emociones. Es un espacio en el que las emociones se expresan transformándose en algo, independientemente del producto final, ya sea una obra maestra o un dibujo como si lo hubiera hecho un chimpancé. El circuito se cierra en el proceso creativo, en el hacer.
Y a todo esto, ¿para qué sirve el mindfulness a la hora de cerrar el circuito? Hay muchos estudios que indican que la práctica del mindfulness es especialmente eficaz para reducir la ansiedad, la depresión y el estrés. Pero, ¿por qué y cómo? ¿Para qué sirve todo este meditar y estar presentes? Sirve para darnos cuenta de que estamos atrapados en el túnel, para identificar los signos del estrés físicamente en nuestro cuerpo, y para darnos cuenta de los pensamientos y emociones que trae consigo. A veces las emociones hacen que nuestra mente se lance a la catástrofe sin cuestionar si esa catástrofe es cierta. De modo que percibimos todo a través del filtro de la ansiedad y el miedo. Sirve para cuestionarnos la autenticidad de nuestros pensamientos y para abrirnos y aceptar lo que está ocurriendo en lugar de rechazarlo y crear más resistencia y más estrés. Sirve para reconocer qué estrategia nos va a ayudar más en cada situación para poder gestionar el estrés de forma que seamos capaces de cuidar de nosotros mismos en momentos difíciles. En definitiva, el mindfulness nos ayuda a crear una nueva relación con el estrés y así poder cerrar el circuito.
Te invito a que pruebes algunas de las meditaciones que tienes disponibles en nuestro canal de Youtube o aquí en conmentemolona.com y que te van a ayudar a familiarizarte con el estrés y a empezar a crear una nueva relación con él.
Namasté